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martes, 26 de marzo de 2013

B de Burro.


¿Eres feliz?”. Últimamente esa pregunta da vueltas en mi cabeza. ¿Puede llegar un momento en que se te olvide el significado de la palabra felicidad? Me temo que sí. Y es que a veces tener de todo no significa ser feliz, simplemente significa ser afortunado. Puede llegar un momento en el que la rutina te supere y los pequeños detalles no sean más que sucesos paralelos a tu vida, ya no te afectan, no ayudan a seguir adelante, no dan una razón para sonreír ni hacen que cada día sea especial.

¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué pasamos por momentos malos? ¿Por qué hay temporadas en que esos momentos malos superan a los buenos? Sentirnos en el fondo de un agujero, sin salida, sin luz. Llegar a pensar que nada ni nadie puede ayudarte y que lo diferente es encontrarte con algo bueno. Estar alerta en cada momento para que las cosas malas sean “menos malas” es nuestra rutina. Parece que no va a llegar un día en el que todo vaya bien.

Senrirse ahogada, asfixiarse cuando no hay suficiente aire. Opiniones diferentes se interpretan como llevar la contraria y te encuentras con gente hipócrita con la que cruzarte cada día. ¿Es posible que los sentimientos te cierren los ojos? ¿Puedes opinar subjetivamente de un amigo? ¿O de tu propia familia? Me gustaría creer que esto no es posible, pero no es así. Me sorprende ver que personas creen ser de una manera y demuestran lo contrario. Es hora de aprender que gritando no se soluciona nada, que los golpes no silencian pensamientos y que la clave para conectar con otra persona es escuchar.

Pero no os engañéis, no estoy diciendo nada nuevo, simplemente es realmente triste darse cuenta de que muchas personas creen entender lo que os estoy contando, creen que ya lo han descubierto por ellos mismos, y de lo que no son conscientes es que saber no implica entender, descubrir no implica comprender. Porque la mente de cada uno es un mundo, y lo realmente triste es no saber cómo es alguien con quien convives todos los días. Tal vez si hiciésemos un pequeño esfuerzo los conflictos se reducirían, porque entender a los demás nos ayuda a entendernos a nosotros mismos.