“¿Eres feliz?”. Últimamente
esa pregunta da vueltas en mi cabeza. ¿Puede llegar un momento en que se te
olvide el significado de la palabra felicidad? Me temo que sí. Y es que a veces
tener de todo no significa ser feliz, simplemente significa ser afortunado. Puede
llegar un momento en el que la rutina te supere y los pequeños detalles no sean
más que sucesos paralelos a tu vida, ya no te afectan, no ayudan a seguir
adelante, no dan una razón para sonreír ni hacen que cada día sea especial.
¿Por qué estamos aquí? ¿Por
qué pasamos por momentos malos? ¿Por qué hay temporadas en que esos momentos
malos superan a los buenos? Sentirnos en el fondo de un agujero, sin salida,
sin luz. Llegar a pensar que nada ni nadie puede ayudarte y que lo diferente es
encontrarte con algo bueno. Estar alerta en cada momento para que las cosas
malas sean “menos malas” es nuestra rutina. Parece que no va a llegar un día en
el que todo vaya bien.
Senrirse ahogada, asfixiarse
cuando no hay suficiente aire. Opiniones diferentes se interpretan como llevar
la contraria y te encuentras con gente hipócrita con la que cruzarte cada día. ¿Es
posible que los sentimientos te cierren los ojos? ¿Puedes opinar subjetivamente
de un amigo? ¿O de tu propia familia? Me gustaría creer que esto no es posible,
pero no es así. Me sorprende ver que personas creen ser de una manera y
demuestran lo contrario. Es hora de aprender que gritando no se soluciona nada,
que los golpes no silencian pensamientos y que la clave para conectar con otra
persona es escuchar.
Pero no os engañéis, no
estoy diciendo nada nuevo, simplemente es realmente triste darse cuenta de que
muchas personas creen entender lo que os estoy contando, creen que ya lo han
descubierto por ellos mismos, y de lo que no son conscientes es que saber no
implica entender, descubrir no implica comprender. Porque la mente de cada uno
es un mundo, y lo realmente triste es no saber cómo es alguien con quien
convives todos los días. Tal vez si hiciésemos un pequeño esfuerzo los
conflictos se reducirían, porque entender a los demás nos ayuda a entendernos a
nosotros mismos.