Desde aquel día algo comenzó a cambiar, algo se rompió. Empezaron a llamarse cada vez menos, y cuando lo hacían ya no tenían tantas cosas que decirse.
Quizá porque mostrarse demasiado débil ante un amigo hace que después nos sintamos mal. Tal vez porque pensamos siempre que nuestro dolor es único, improbable, como todo lo que nos afecta.
Nadie puede amar como amamos nosotros, nadie sufre como sufrimos nosotros. Ese dolor de barriga precisamente <<lo tengo yo, y no tú>>. Quizá ella no la había perdonado nunca.
1 comentario:
ah no te preocupes, no siempre se puede estar en todos sitios...
que sepas que yo también me sigo pasando:)
me encantan los títulos que le pones a los textos, jajaj muy original:)
un besazo!
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